¡Qué admitidos devaneos!
¡Qué amados desabrimientos!,
¡Qué atrevidos pensamientos,
y qué cobardes deseos!
Francisco de Quevedo
("En lo penoso de estar enamorado")
Esa migraña que no se quita,
esa melena tan despeinada
esas maneras de princesita,
Esa boquita tan deslenguada.
Ese mensaje que no se entrega,
esas epístolas tan esquivas
esa otra cita que nunca llega,
Esta creatura que sigue viva.
Esa sonrisa tan poco tierna,
Esos ojazos que me encandilan,
Esa mirada que me gobierna,
Este vagón que se descarrila.
Esa estudiosa que me desvela,
esa muñeca superestrella,
esa implacable doctora Aniela,
estos versitos que no hacen mella.
¡Qué atrevidos pensamientos,
y qué cobardes deseos!
cuánto descarrilamiento,
qué patada en el trasero.