sábado, 7 de febrero de 2009

Llamado a escena

Vamos a inventar nuevas maneras
de sabotear cuentos de hadas,
porque a los dos nos gusta lo amarguito
y no queremos finales arreglados.

Vamos a agotar los eufemismos:
cauta, prudente, pragmática, sabia,
porque no me gusta llamarte cobarde
y no pienso tragarme mis pastillas.

Vamos a acabarnos los sinónimos:
encariñados, infatuados, tarados, borrachos,
para no admitir que nos enamoramos
tan de improviso y tan mayorcitos.

Vamos extenuando la metáfora
de la princesa y el paria maniatados
que se consumen alejados y en silencio.

Vamos a apegarnos al script
en que él hace rabietas
y ella lo corona otra vez reina del drama.

Vamos, pues, a dejárselo al destino.

Cuando una historia ha comenzado
irrefrenable y nítida como ésta,
bien se puede sembrar una esperanza.


II

Podemos probar a ser amantes clandestinos,
vampiros irredentos,
sueños borrosos,
cuerpos etéreos,
héroes trágicos…
(Bogart y Berman, Julieta y Otelo)

Quiero aparecer en cualquier culebrón
del que seas la heroína.

De marcapasos llevo junto al pecho mi teléfono

III

Se necesitan dos locos
para creer que hay futuro;
para vender la coartada y fugarse
a entablillar koalas.

Para que hagan cosquillas
los besos de colores.

Para viajar al futuro y enmendarlo
se necesitan dos locos, loquita.

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